miércoles, 29 de junio de 2011

Paul Krugman y el materialismo histórico por Rolando Astarita

Paul Krugman y el materialismo histórico

En su edición del 20 de julio La Nación reproduce un artículo de Krugman (aparecido en The New York Times), titulado “A grandes logros… baja popularidad”. En el mismo, Krugman trata de explicar “la paradoja Obama”. La paradoja consiste en que el gobierno habría obtenido grandes victorias –la más importante, la reforma del sistema de salud– y sin embargo tiene un bajo índice de aprobación pública. La explicación de Krugman es que se debe a la situación económica. Para eso recuerda una famosa frase, que se convirtió en caballo de batalla de la campaña electoral de Clinton contra Bush, en 1992: “Es la economía, estúpido”. Con esto Clinton quería decir que, a pesar de los éxitos de Bush en política exterior (caída de la URSS, Guerra del Golfo), lo que decidía era la situación económica de EUA de entonces. En su artículo Krugman recuerda que cuando la economía de EUA estaba en crisis, en 1982, la popularidad de Reagan era baja, y mejoró luego, con la recuperación económica. Lo mismo sucede en la actualidad con Obama. En apoyo a su explicación, Krugman cita a Larry Bartels, un profesor en Princeton:
“Las condiciones económicas objetivas –no las audaces publicidades televisivas, los debates y otros hechos efímeros de la campaña cotidiana– son lo más importante para las perspectivas de reelección de un presidente en ejercicio del cargo”. En definitiva, la base de lo político es lo económico.
Pues bien, esto es lo que viene a sostener la tan rechazada teoría de la historia, de Marx y Engels. Las condiciones económicas objetivas son lo más importante. Por supuesto, podemos admitir que la cuestión está expresada de manera tosca, casi primitiva, por los profesores. Pero la esencia del asunto es clara.
¿Qué dice el materialismo histórico? Que lo económico tiene prioridad explicativa en los fenómenos sociales y políticos. Subrayo, prioridad explicativa. La concepción materialista de la historia, de Marx y Engels, no sostiene que los fenómenos políticos, culturales, etc., y su evolución, estén determinados mecánicamente por lo económico. Pero sí afirma que si quiero explicar lo político, cultural, institucional, etc., debo partir de las relaciones económicas. Para ponerlo con un ejemplo sencillo, la pintura holandesa del siglo XVII expresa la próspera sociedad burguesa de la época, y no al revés. Lo cual no significa que sea posible explicar los valores de esa magnífica pintura por lo económico.
Es claro que este criterio de Marx y Engels se opone a una larga tradición intelectual, que continúa al día de hoy. Así, por ejemplo, Hegel pensaba que el motor de la historia estaba en el progreso de la conciencia humana, que avanzaba hacia la conciencia de sí misma, y de su libertad. Weber creía que la historia de la humanidad consistía en el camino de la razón hacia su máximo desarrollo. Keynes terminaba su Teoría General diciendo que el mundo está gobernado por “las ideas de los economistas y los filósofos políticos”. Y lo mismo sostiene el propio Krugman, a pesar de lo que escribe en su artículo. Así, en sus libros de economía, recurre a la teoría subjetiva del valor, y a los “gustos y preferencias intertemporales”, para dar cuenta de los fenómenos económicos más generales.
En contraposición a estas ideas, la teoría de Marx y Engels sostiene que no son las condiciones espirituales, sino las condiciones materiales que encuentran los hombres, y el modo en que producen, las que permiten entender sus formas de pensar. El motor del desarrollo no es la batalla de la conciencia humana consigo misma, el movimiento lógico de las ideas, o el avance de la razón, sino la lucha de la especie humana por procurarse los medios de vida.
Volviendo entonces a la situación actual en EUA, el descontento de gran parte de la población con el gobierno tiene que ver con la crisis y sus consecuencias en términos de  desocupación, polarización social, baja de salarios e inseguridad frente al futuro. Es que para pensar, para hacer la historia, para preocuparse por la política o por votar, los seres humanos deben encontrarse “en condiciones de poder vivir”. Ésta es la base terrenal de todo análisis, explican Marx y Engels en La ideología alemana. Por aquí hay que empezar a comprender. Tan simple, y profundo como esto.  

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